Quevedo menciona en diversos lugares las armas blancas o asuntos relacionados con riñas y duelos.
Sueños y discursos. Juicio final. Barcelona, 1627
Llegó en esto un hombre desaforado de ceño y alargando la mano dijo: -Esta es la carta de examen.
Admiráronse todos y dijeron los porteros quién era, y él en altas voces respondió: -Maestro de esgrima examinado y de los más diestros del mundo- y sacando otros papeles de un lado dijo que aquellos eran los testimonios de sus hazañas. Cayéronsele en el suelo por descuido los testimonios y fueron a un tiempo a levantarlos dos diablos y un alguacil y él los levantó primero que los diablos. Llegó un ángel y alargo el brazo para asille y meterle dentro, y él retirándose, alargo el suyo y dando un salto dijo: -Esta de puño es irreparable, y si me queréis probar yo daré buena cuenta.
Riéronse todos y un oficial algo moreno le preguntó qué nuevas tenía de su alma; pidieronle no sé qué cosas y respondió que no sabía tretas contra los enemigos della. Mandáronle que se fuera por línea recta al infierno, a lo cual replicó diciendo que debían de tenerlo por diestro del libro matemático, que él no sabía qué era línea recta; hiciéronsele aprender y diciendo: <Entre otro>, se arrojó.
Obras completas en prosa. Vol.I, T.I. Edición de Ignacio Arellano. Ed. Castalia, 2003. (p.224-7)
Sueños y discursos. Infierno. Barcelona 1627
Y su nombre no había de ser boticarios sino armeros, ni sus tiendas no se habían de llamar boticas sino armerías de los doctores, donde el médico toma la daga de los lamedores, el montante de los jarabes y el mosquete de la purga maldita, demasiada, recetada a mala razón y sin tiempo. Allí se ve esmeril de ungüentos, la asquerosa arcabucería de melecinas con munición de calas.
Obras completas en prosa. Vol.I, T.I. Edición de Ignacio Arellano. Ed. Castalia, 2003. (p.309)
Sueños y discursos. Muerte. Barcelona 1627
No hay gente más fiera que estos boticarios; son armeros de los dotores; ellos les dan armas. No hay cosa suya que no tenga achaques de guerra y que no aluda a armas ofensivas: jarabes que antes les sobran letras para jara que les falten; botes se dicen los de pica; espátulas son espadas en su lengua; píldoras son balas; clísteris y melecinas, cañones, y así se llaman cañón de melecina. (p.394)
Muy angosto, muy a teja vana las carnes, devanado en un cendal, con unas mangas por greguescos y una esclavina por capa y un soportal por sombrero, amarrado a una espada, se llegó a mí un rebozado y llamome en la seña de los sombrereros. (p.445-6)
No me han prestado cosa que haya vuelto, hasta espada, que dicen que no hay espada sin vuelta; si todos me las prestasen todas serían sin vuelta. (p.449)
Obras completas en prosa. Vol.I, T.I. Edición de Ignacio Arellano. Ed. Castalia, 2003.
Discurso de todos los diablos. Girona, 1628
Estaba cercado de consejeros que, con almaradas afiladas en leyes, mal se defendían de su rabiosa furia y cruel enojo. (p.493)
Almarada: Especie de puñal buido, esquinado y sin corte (DdA)
Sé yo que si le prestan las espadas todas no tendrán vuelta, con decir que no hay ninguna sin ella, y aun el dia de San Antón en su poder no tendrá vuelta. (p.507)
Los unos herían con puñales desnudos, los otros, viejos y caídos, se adargaban con libros y cuadernos. (p.536)
Obras completas en prosa. Vol.I, T.II. Edición de Alfonso Rey. Ed. Castalia, 2003.
La fortuna con seso y la hora de todos. Zaragoza, 1650
-Vusted envaine y llamemos a Mercurio. (p.584) (Seor Carranza)
En mal punto la dijeron, que el español, arrancando la daga y arremetiendo al amolador...El de las ratoneras le tiró un fuelle, mas, embistiéndoselos con él a puñaladas, se los hizo flautas y astillas las ratoneras... De miedo de la daga, tiraban los gabachos desde lejos. El español, que se reparaba con la capa... (p.714)
a imitación del que, en achaque de meter paz en una pendencia, se va con las capas de los que riñen (p.726)
Lo tercero, que para el mejor uso del rompimiento en las batallas, se dejen los alfanjes corvos por las espadas de los españoles, pues son en la ocasión para la defensa y la ofensa más hábiles, ahorrando con las estocadas grandes rodeos de los movimientos circulares, por lo cual, llegando a las manos con los españoles que siempre han usado mucho mejor que todas las naciones esta destreza, hemos padecido grandes estragos, y son las espadas mucho más descansadas al pulso y a la cinta. (p.737)
Lo mismo sucede al puñal que hiere al hombre, que él dura y el hombre acaba, y no es consuelo ni remedio al muerto. (p.743)
Nunca se junto el cuchillo a la pluma que éste no la cortase, mas ella, con las propias heridas que recibe del acero, se venga dél. (p746)
Lo tercero fue que dejásemos los alfanjes por las espadas. En esto, como no había muy considerable inconveniente, no hallo utilidad considerable para que se haga. Nuestro carácter es la media luna; ese esgrimimos en los alfanjes... Lo que siempre se hizo, siempre se haga... Pique el cristiano y corte el turco y este morisco que arrojó aquel, éste le empale. (p.747)
Hízose ansí y el holandés, conociendo la naturaleza de los indios, inclinada a juguetes y curiosidades, por engaitarlos la voluntad, los presento barriles de butiro, quesos, frasqueras de vino, espadas y sombreros y espejos...( p.753)
Obras completas en prosa. Vol.I, T.II. Edición de Lia Schwartz. Ed. Castalia, 2003.
Premática del tiempo. Barcelona, 1628
Item, por las muchas iras escándalos, destruiciones, muertes y venganzas que en bandos y parcialidades se suelen hacer, vedamos todas las armas aventajadas y dañosas, como son espadas, pistoletes, médicos, cirujanos, boticarios y necios, habladores y porfiados.
Item, porque sabemos hay cierto linaje de valentones matantes que solo matan a quien se deja matar, mandamos que no pueda tener nombre de valiente quien no fuere o pretendiere ser hijo de médico, cirujano o boticario.
(Parodia de las pragmáticas contra las armas prohibidas (v. Martinez del Peral, Rafael, Las armas blancas en España e Indias. Madrid: Mapfre, 1992)
Obras completas en prosa. Vol.II, T.I. Edición de Antonio Azaustre Galiana. Ed. Castalia, 2007. (p.96-7)
Pregmática que han de guardar las hermanas comunes (MS. 1609-1626)
Otrosí, a las de vosotras que habéis estado en Italia y vuelto de allá, os mandamos poner enrejados en los traseros o carlancas en las asentaderas, como perros de ganados, dándoos por mujeres de tornillos -que os volveis de todos los lados-, y asimismo por cotorreras montantes de a dos manos...
(Por la fama de sodomitas que tenían los italianos.)
Obras completas en prosa. Vol.II, T.I. Edición de Antonio Azaustre Galiana. Ed. Castalia, 2007. (p.127-8)
Vida de Corte y oficios entretenidos en ella. (MS, 1599-1605)
Figuras artificiales.
Traen la espada a la gineta, la daga a la brida, con listón, de que usan también a falta de cadena, y es la accionarial más señoril de todas. (p.324)
(La espada alta y la daga baja. Listón: cinta de seda.)
Rufianes de invención.
El acude con la mano en la espada, terciada la capa... (p.326)
Tome voacé este dinero y pórtese de aquí adelante de suerte que no andemos cada día con el sacabuche en la mano. (p.328)
Sacabuche: (germ.) espada
Estafadores
Y demudada la color, los ojos encarnizados y empuñada la espada salen a la calle...(p.329)
Saca los trastos, pega con él y también los otros.
(Trastos: armas, espada y daga (Aut.))
Valientes de mentira
Visten a lo rufianesco: media sobre media, sombrero de mucha falda y vuelta, faldillas largas, coleto de ante, estoque largo y daga buida. (p.333)
(Buida: Lo así acicalado y hecho punta, que con particular y común uso se dice del puñal de tres esquinas (Aut.)
Dan entre diez una cuchillada a un manco. (p.334)
Obras completas en prosa. Vol.II, T.I. Edición de Antonio Azaustre Galiana. Ed. Castalia, 2007.
Papel de las cosas corrientes en la Corte por abecedario (Madrid, 1611-3)
Valientes de guardamano, que fian más de la de los pies. (p.384)
Obras completas en prosa. Vol.II, T.I. Edición de Antonio Azaustre Galiana. Ed. Castalia, 2007.
Libro de todas las cosas y otras muchas más. (Madrid, 1631)
Capítulo de los agüeros
Si vas a reñir y se te cae la espada, es mejor que no si se te cayeran las narices. Pero si riñendo se te cae y te rompen la cabeza, es mal agüero para tu salud y bueno para el cirujano y alguacil. (p.446)
Valiente
Si quieres, aunque seas un pollo, ser respetado por valiente, anda con mareta, habla duro, agobiado de espaldas, zambo de piernas, trae barba de ganchos y bigotes de guardamano, y no levantes la habla de la cama sin vaharada del trago puro. (p.463-4)
Obras completas en prosa. Vol.II, T.I. Edición de Antonio Azaustre Galiana. Ed. Castalia, 2007.
El buscón. Zaragoza, 1626
me visitaba aquel hijo de don Alonso de Zúñiga que se llamaba don Diego... ensañábale a luchar (p.554)
Vino la justicia...mirando a todos que armas tenían y quitándoselas, porque habían sacado algunas dagas de las que traian por gala, y otros espadas pequeñas. (p.556)
Vine pues, y metiendo doce pasos atrás de la tienda mano a la espada, que era un estoque recio, partí corriendo y en llegando a la tienda dije <Muera> y tiré unas tocada por delante del confitero. Él se dejo caer pidiendo confesionalidad, y yo di la estocada en una caja, y la pasé y saque en la espada y me fui con ella. (p.579)
Y así prometí a don Diego y a todos los compañeros de quitar una noche las espadas a la mesma ronda... Hola, seguidme todos, dadme una rodela... antes importa que todos vuestras mercedes entren sin espadas y uno a uno, que ellos están en los aposentos y traen pistoletes, y en viendo entrar con espadas, como saben que no la puede traer sino la justicia, dispararán. Con dagas es mejor... el corregidos, advertido, mandó que debajo de unas yerbas pusiesen todos las espadas escondidas... (p.579-580)
Con estas pláticas llegamos a Torrejón...(p.586-589) Episodio del diestro matemático y el mulato examinado.
Me topase con un soldado. Iba en cuerpo y en alma, el cuello en el sombrero, los calzones vueltos, la camisa en la espada, la espada al hombro, los zapatos en la faltriquera, alpargatas y medias de lienzo, sus frascos en la petrina, y un poco de órgano en cajas de hoja de lata para papeles. (p.597)
Entró un mulato zurdo y bizco, un sombrero con más falda que un monte y más copa que un nogal, la espada con más gavilanes que la caza del rey, un coleto de ante; traía la cara de punto, porque a puros chirlos la tenía toda hilvanada. (p.604)
Yo iba caballero en el rucio de la Mancha y bien deseoso de no topar nadie, cuando desde lejos vi venir un hidalgo de portante, con su capa puesta, espada ceñida, calzas atacadas y botas, y al parecer bien puesto el cuello, abierto más de roto que de molde, el sombrero de lado. (p.609)
Ya le pedia uno el alquiler de la casa, otro el de la espada y otro el de las sábanas y camisas, de manera que eche de ver que era caballero de alquiler, como mula. (p.620)
Trataba en vidas y era tendero de cuchilladas, y no le iba mal. Traía la muestra dellas en su car, y por las que le habían dado concertaba tamaño y hondura de las que había de dar... Prestome una daga que en lo ancho era alfanje y en lo largo de comedimiento suyo no se llamaba espada, que bien podía. (p.663)
Obras completas en prosa. Vol.II, T.II. Edición de Pablo Jaralde Pou. Ed. Castalia, 2007.