En Grandezas de la espada hay numerosos grabados representando diversos tipos de espadas, aparte de los alfanjes, la mayoría de las espadas tienen una hoja más o menos ancha, parece que están hechas a cuatro mesas y las guarniciones son bastante sencillas: un anillo sencillo por delante, unos arriaces rectos y cortos y un guardamano,
o en unos pocos casos los arriaces tienen las puntas dobladas, hacia adelante el de parada y hacia atrás el de guarda, sin guardamano en este caso.
Hernando de Soto, un amigo de Pacheco, miembro del grupo de hombres de letras que pululaban por el Madrid de entresiglos XVI y XVII, que contribuyó con un soneto a los preliminares de Grandezas de la espada, así como a otras obras de grandes literatos de esa época: El Isidro de Sevilla y la Arcadia de Lope de Vega, el Guzmán de Alfarache de Mateo Aleman, Diversas rimas de Vicente Espinel. Él mismo publicó un libro Emblemas moralizados en el que se comentan diferentes emblemas según la corriente de la época. Cada uno de ellos va precedido por un grabado que es luego glosado con una poesía y un texto con referencias y comentarios.
El numero XXII: Augurationis fides credentis damnum. El daño del agorero. Comenta el caso de la espada de Atila que fue encontrada en un agujero en el suelo por un pastor y entregada al joven Atila, que se acabaría convirtiendo en Rey de los Hunos, confiando en el presagio favorable que suponía ser el hallazgo de la espada.
Garcia Arranz JJ, Pena Sueiro, N (ed.) en: Hernando de Soto. Emblemas moralizados. Palma de Mallorca: Jose J de Olañeta, 2017. http://www.emblematica.com/es/cd01-soto.htm acceso 8/1/21